Frutas, verduras y hortalizas de Enero

Hortalizas y Verduras

Acelga, Achicoria, Ajo, Alcachofa, Apio, Berza o Repollo, Borraja, Brécol, Cardo, Cebolla, Coles de Bruselas, Coliflor, Endibias, Escarola, Espárragos Trigueros, Espinacas, Hinojos, Lechuga, Puerro y Remolacha

Frutas Frescas

Granada, Lima, Limón, Mandarina, Manzana, Membrillo, Naranjas, Peras, Piña y Plátanos.

Frutas Tropicales

Aguacate, Caquis, Carambola, Chirimoyas, Coco, Maracuya, Kiwano, Kiwi, Kumquat, Litchis, Mango, Mangostán, Papaya, Pitahaya, Rambután y Tamarillo.​

Eventos y ferias de enero

Feria de la Trufa de Vera de Moncayo

Por tercer año consecutivo Vera de Moncayo organiza la Feria de la Trufa. El sábado 22 de enero el aroma de la trufa negra tuber melanosporum impregnará cada rincón de la feria en la que se entremezclarán charlas técnicas sobre trufa, criaderos de perros truferos, exposición de truficultores de las tres provincias aragonesas y de otras regiones, sistemas de regadío, aperos, exhibición de perros truferos, concurso de trufas, entre otras muchas actividades…

Durante la feria también hay degustaciones de trufa, a cargo de los establecimientos de la zona que elaboraran tapas y menús con tuber melanosporum. Tampoco pueden faltar los concursos con dos premios: al mayor tamaño y al olor más cautivador.

Aragón Negro: literatura, cine, teatro, fotografía y gastronomía

Durante la segunda quincena de enero, Aragón se tiñe de suspense con el Festival Aragón Negro, que aúna literatura, cine, teatro, fotografía y también gastronomía en torno al género policiaco y negro. Más de 200 eventos a lo largo del territorio aragonés en el que participan autores de primera fila. No solo hay actividades en la capital aragonesa. Huesca y las localidades turolenses de Calamocha y Valderrobres, y las zaragozanas de Pina de Ebro, Daroca y Borja, entre otras, también acogen diferentes iniciativas.

En la edición de 2018 más de 41 establecimientos participaron en el apartado gastronómico del festival. El suspense es el hilo conductor de estas jornadas en las que los platos, tapas, cócteles, bocadillos y los menús se esconden bajo un halo de misterio.

Madrid Fusión, la gran cumbre de la gastronomía mundial

Una vez más, Madrid Fusión abre sus puertas a todos los aficionados a la buena mesa y en especial a los profesionales de la gastronomía y la restauración. En sus más de 20 años de historia se ha convertido en la feria gastronómica de referencia en España.

Desde la primera edición de Madrid Fusión, considerada la primera cumbre mundial sobre gastronomía, Aragón ha estado presente en más de la mitad de sus ediciones.

29 de enero: San Valero... trufero

San Valero no es sólo rosconero, también es trufero. Tradición, roscón, música, teatro y museos para disfrutar de la festividad del Patrón de Zaragoza.

Fiestas de enero

Calendario
Gastro
nómico

Chinchín, que no «chin-chin» o «chin chin», es como recomienda la Real Academia Española (RAE) escribir esta palabra tan popular que tanto se repite en Nochevieja. Y se debe escribir todo junto porque, a pesar de lo que muchas personas piensan, chinchín no es una onomatopeya ni imita el sonido de las copas al chocar entre sí. Esta palabra llegó a España a través de los ingleses, quienes la tomaron de la expresión china «ching-ching», que significaba «por favor, por favor», la forma educada que tenían los chinos de hacer una invitación.

La celebración el 1 de enero del Año Nuevo es uno de los principales festejos del mundo, muy especialmente en todos los países regidos por el calendario gregoriano, instaurado por el papa Gregorio XIII en 1582, que se usa en la mayor parte de los países.

Tradicionalmente, el calendario romano comenzaba el primer día de marzo. Sin embargo, era en el mes de enero (el 11 º mes) cuando los cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno.

Julio César, en el año 47 a.C., modificó este sistema y creó el calendario juliano que, con algunas modificaciones realizadas en tiempos del cónsul Marco Antonio en 44 a.C., el emperador Augusto César en 8 a.C. y finalmente el Papa Gregorio XIII en 1582, se utiliza hasta nuestros días. (Si queda demasiado texto, se puede eliminar este trozo).
Se trata de una velada marcada por las tradiciones y supersticiones como forma de augurios para iniciar con «buen pie» el año entrante. Uno de los principales símbolos de esta fecha es el descorche de botellas de champán- a las 0.00 horas del 1 de enero- «ritual» que tiene lugar tras tomar las doce uvas, una por cada mes del Año Nuevo. Todo ello después de disfrutar con la familia y los amigos de una suculenta cena de fin de año a base de mariscos, carnes, pescados y dulces.

El año empieza con citas tradicionales como la que tiene lugar en Pozán de Vero. Entre los vecinos que acuden de romería se reparten porciones de tarta durante la celebración de sus fiestas mayores en honor a San Macario. También Fréscano conmemora en esta jornada la Venida de la Virgen del Pilar.

Hoy en prácticamente todos los pueblos y ciudades de Aragón se rinde culto al Roscón de Reyes. Este dulce típico consiste en una masa de bollo adornada con frutas escarchadas y confituras que en esta jornada está presente en casi todos los hogares. El número de roscones que se consumen el 5 y el 6 de enero son tantos que los obradores tienen que hacer frente a uno de los días de trabajo más intensos del año. De hecho, para satisfacer la demanda, en su mayoría se preparan con antelación y se conservan congelados hasta la mañana del 6 de enero. El roscón clásico, el de toda la vida, no lleva nada, pero en los últimos años se han incorporado a este dulce todo tipo de rellenos, desde nata montada o crema pastelera hasta trufa.

Un elemento característico de este dulce, que despierta gran interés entre los más pequeños, es la sorpresa que siempre esconde en su interior. La costumbre marca que quien la encuentra tiene que pagar el roscón. El repertorio de sorpresas es cada año más variopinto y dentro del bollo pueden aparecer todo tipo de miniaturas. Antiguamente en Huesca se acostumbraba a poner un grano de haba seca y en Zaragoza, en la década de los 30, algunos pasteleros como González y Sánchez se hicieron ciertamente famosos con sus roscones porque introducían monedas auténticas.

Fiesta de Reyes con doble celebración

Binéfar y Grañén celebran la festividad de Reyes por partida doble. En Binéfar coincide con la celebración de San Quílez, en la que se realiza la tradicional procesión desde la Plaza San Quílez, una misa baturra y se finaliza con una hoguera en la Plaza de La Litera en la que se reparten longaniza y vino. El 7 de enero en la ermita de Grañén veneran a San Julián y reparten chocolate caliente para contrarrestar las bajas temperaturas habituales de estas fechas.

En honor a los santos con barba, la villa de Aínsa sale a la calle para encender fuego. El fuego es un elemento purificador que ayuda a espantar los malos espíritus, que quema lo malo y deja espacio para lo bueno y las buenas promesas. Las hogueras se encienden hasta en tres ocasiones en el casco antiguo del pueblo viejo de Aínsa. El día 11 se celebra San Victorián, el viernes 17, San Antonio y el 20, el más esperado, San Sebastián. Habrá que esperar hasta el 3 de febrero para honrar al último barbudo, San Blas.

En Abizanda (Huesca) tienen una peculiar forma de predecir las cosechas. El domingo siguiente al día de Reyes celebran la Festividad de los Langostos en honor a San Victoriano, conocida como Langostos de San Beturián.

Tras la misa en honor al patrón se extiende un mantel blanco en el suelo y se coloca una torta por cada casa del pueblo junto a porrones de vino. A partir de ese momento, los vecinos esperan a que pequeños insectos, similares a los saltamontes, entren en el mantel. Según la tradición, el color predominante es el que describirá cómo será la cosecha. Si hay muchos insectos oscuros, significa abundancia de vino; si predominan las tonalidades verdes es que habrá buena cosecha de aceite y, si son claros, de cereales.

“Para la hoguerica de San Antón, el que no traiga leña, no comerá turrón”. Este dicho popular aragonés cada año, llegados por estas fechas, se cumple en decenas de pueblos de toda la comunidad autónoma. Esta festividad del santo de la Tebaida, patrón de los animales de pie redondo, se celebra en muchos pueblos de Aragón. En esta jornada no es extraño ver en las puertas de las iglesias todo tipo de animales, desde pequeñas mascotas hasta imponentes ejemplares de granja. En los últimos tiempos también se han sumado variedades exóticas como iguanas, serpientes o loros.

San Antonio también es conocido como el «Rey de la Espada». De hecho, en algunos lugares se acostumbra a insertar en una espada las tortas que se recogen por las casas y que son transportadas hasta su consumo por el pueblo.

En la madrugada de la víspera, se conservan muchas tradiciones y en la mayoría el fuego es un elemento indispensable ya que cumple una doble función: caldear la noche cerrada y servir para asar contundentes viandas.

A partir de esta fecha, comienzan las típicas bromas de carnaval en los pueblos de la montaña:

Pasando San Antón

carnestolendas son.

Ainzón se ilumina con los destellos de las hogueras populares, encienden uno de estos fuegos en cada barrio y aprovechan las brasas para dorar longanizas, chorizos, patatas y cuántos ágapes acerquen hasta estos puntos de encuentro. Fuendejalón hace lo mismo pero termina la cena con el dulce toque de un buen chocolate caliente.

Alagón es otra población que en esta madrugada enciende hogueras y asa morcillas, chorizos, longanizas y patatas, costumbre que también se lleva a cabo en poblaciones como Quinto, Orihuela del Tremedal, Albarracín, Frías de Albarracín, Bezas, Torres de Albarracín o Sariñena.

Así, en Torrente de Cinca, en torno a un monumento al fuego, acostumbran a asar ingentes cantidades de carne, longaniza y sardinas que constituyen el menú de una cena muy popular. Algo parecido hacen en Secastilla, municipio en el que nunca faltan las longanizas, patatas, tortetas y panceta para tomar al calor de las llamas.

En Castillonroy, en La Litera, toman la sopa de piñana en torno al fuego.

Fraga lleva a cabo la rifa del «Tocinet de San Antón», costumbre también presente en algunos municipios del Pirineo como Benabarre, Capella, Santaliestra o Campo. En la provincia de Huesca y en el Maestrazgo (Cantavieja o La Iglesuela del Cid) también es muy común la «Pllega» que consiste en recoger comida por las casas para subastarla. Los ingresos obtenidos van a parar al cepillo de la parroquia o a un fondo común.

En Huesca capital es fiesta grande en el barrio de San Lorenzo donde asan patatas, chorizos, longaniza y sardinas.

En Zaidín se reparte el «Pan Caritat» con vino, en Teruel hay vino y torta, en Alquézar chocolatadas, en El Tomillo comida popular y en Cervera de la Cañada se convida a longaniza y chorizo.

La morcilla asada es la protagonista en Monreal del Campo y en Mirambel las «coquetas», unas pastas rellenas de confitura de calabaza. Andorra tiene por costumbre el chocolate y el raspao por la mañana y las parrilladas de embutidos por la tarde.

En Calatayud asan en hogueras los productos de la matanza. En Torrente de Cinca, se celebra un gran ágape en el que participa toda la población.

En los barrios zaragozanos de Torrero y Casablanca se comen chorizos, longanizas y morcillas alrededor de la hoguera. Tampoco faltan estos alimentos en Casetas, donde la fiesta está muy arraigada. Aunque la tradición marca que la noche del 16 de enero es la indicada para encender las hogueras, muchas zonas de la ciudad trasladan la cita al fin de semana para que acudan más vecinos. Es el caso de La Cartuja Baja, Arcosur o el Arrabal, que esperan al sábado para festejarlo.

Tarazona ofrece su tradicional degustación de patatas asadas, lo mismo que Villanueva de Gállego, donde se combinan con un bocata de chorizo asado al calor de la hoguera y de una actuación de música tradicional.

San Sebastián es también un referente en el calendario festivo de muchos pueblos aragoneses. Muchos de los pueblos que escogieron a San Sebastián como patrón fue para que les librara de las terribles pestes que azotaban el país. San Sebastián y San Fabián comparten día de celebración y se festeja de muy diversas maneras aunque todas ellas tienen un elemento común, el protagonismo de la gastronomía en torno a la cual tienen lugar animadas reuniones populares.

Alquézar acostumbra a celebrar grandes banquetes populares. Azlor enciende hogueras y reparte ponche, longaniza, chocolate y otras viandas entre vecinos y visitantes. Y en Artasona, también hay Reparto de Caridad por la tarde y subasta de la Llega y cena popular por la noche.

En Grañén se prepara el secular «Ajo moroño» y se reparten panecillos bendecidos. En Villadoz organizan una merienda popular. Y Lastanosa, en Monegros, prepara una comida popular a base de farinetas.

La Cofradía de San Fabián de Tardienta celebra la fiesta con un menú que es el mismo desde tiempo inmemorial: escarola, cola de higos y pepitoria (la pepitoria consiste en un guiso de tripas, hígado y liviano de cordero).

En Castiello de Jaca toman crespillos y en Borja hay pasacalles y reparto de más de 200 kilos de patatas asadas, sardinas y arenques. Por otra parte, el sábado más próximo al 20 de enero, en Longás se enciende una gran hoguera en la plaza del pueblo.

Las hogueras de San Sebastián son las grandes protagonistas en Lanaja y Poleñino. También están presentes en Albero Bajo y Alberuela de Tubo.

Gallocanta, Lechón y Villar de los Navarros también honran a San Fabián y San Sebastián. En este último pueblo se celebra la Fiesta de las Olivas.

En Osso de Cinca en torno al calor de la hoguera reparten chiretas, un plato típico de la cocina aragonesa, que se elabora rellenando de arroz y diferentes condimentos las tripas del cordero.

Los festejos en Aliaga, además de la hoguera, incluyen el canto de las albadas, que se recuperan en el municipio hace más de 30 años. Antiguamente estos cantos eran entonados por los mozos durante la madrugada de la fiesta del patrón iban de casa en casa cantando coplas en honor a sus habitantes.

Mención especial merece la hoguera que enciende Alforque– en la Ribera Baja del Ebro- porque debido a sus dimensiones ha alcanzado reconocimiento internacional.

Y en Castejón de Monegros se lleva a cabo el reparto de naranjas a los niños el día de San Sebastián por parte de los mayordomos de las fiestas. Esta tradición viene de cuando las naranjas eran un producto inaccesible para la mayoría de la población.

Curiosidades

El fin de semana más próximo al día 19, en las Cuencas Mineras turolenses, el municipio de Estercuel celebra la festividad de San Antón Abad con una peculiar procesión llamada la «Encamisada».

Huesca celebra sus fiestas de San Vicente (copatrón de la ciudad) los días 21 y 22 de enero. A la hoguera y reparto de patatas y longaniza asadas en la noche del 21 se unen actos folklóricos y visitas teatralizadas a los “lugares vicentinos” vinculados a la historia de San Vicente en Huesca, entre otros.

La localidad de Daroca celebra la festividad de San Vicente. En concreto, lo hace con una hoguera en el Pozo de San Vicente. Delante del fuego, los vecinos y visitantes toman cañamones, vino moscatel y galletas.

Apenas han pasado unos días de las hogueras de San Antón y en Fuendejalón, la víspera de San Babil, vuelven a encender grandes fuegos, uno por cada barrio de la localidad. En las hogueras se asan longanizas, patatas y chorizos. La cena por la calle termina con un chocolate bien caliente.

Por otra parte, en La Almunia se festeja el sábado siguiente con hogueras en cada barrio.

La decana de las fiestas de la matazía del Alto Aragón. Desde 1987 llevan las gentes de Albelda y especialmente los socios de la Peya «Lo Magré», organizando la popular Festa del Tossino, declarada de interés turístico por el Gobierno de Aragón, en el 2001, y decana de todas cuantas matacías populares se celebran en diferentes localidades de Aragón.

Desde que se recuperó esta vieja costumbre, año tras año ha ido en aumento el número de cerdos sacrificados y el número de personas que acuden, llegando a los 5.000 visitantes, que acuden desde diferentes puntos de Aragón y de las comunidades vecinas. Todos ellos pueden degustar los productos del cerdo que son asados sobre grandes parrillas en plena calle, en el mismo centro del pueblo, acompañados de pan untado con aceite y ajo.

Se trata de una gran jornada gastronómica que comienza a las ocho de la mañana con una gran chocolatada acompañada con magdalenas. Unos 80 litros de chocolate animarán a los asistentes hasta las 10 h de la mañana, momento en que las caballerías, mosos y carreters llegan a la plaza para proceder con la matazía. Los vecinos van vestidos con atuendos típicos para ensalzar el simbolismo de la fiesta.

A mediodía, tras la misa en la excolegiata de San Vicente, se degusta la caldereta con los productos del mondongo, denominada «olla barreada». En la caldereta se combina la carne magra con patatas, garbanzos y espinacas. La vasija de cerámica en la que se sirve es un obsequio para los asistentes para que se lo lleven como recuerdo de esta fiesta tan especial.

Después de la comida, es el turno del sorteo del mondongo y otro medio centenar de premios más. Durante el día hay animación callejera y baile en el pabellón.

Desde 1992, el 29 de enero la Plaza del Pilar de Zaragoza se inunda de zaragozanos que quieren celebrar su patrón, San Valero. Allí se reparte un gigantesco roscón de 20.000 raciones elaborado por la pastelería Lires y un chocolate caliente, porque el refrán de rosconero y ventolero suele acertar en cada nueva edición. Este acto, organizado por El Periódico de Aragón, alcanzará este año su vigésima octava edición.

En Daroca, la víspera de San Valero se organizan hogueras y se reparten rosquillas y vino. Cariñena celebra estos días sus fiestas patronales, en la mañana de San Valero nunca falta un enorme roscón que rodea la Fuente del Vino.

En Valfarta apuestan por algo más contundente y realizan una «sartenada» en la que se cocina carne, normalmente de caza.

Manchones también aprovecha el último fin de semana de enero para celebrar sus fiestas de invierno en honor a San Vicente y San Pablo.