FEBRERO

La Cofradía de San Esteban de Poleñino celebra en Monegros una fiesta con almuerzo y comida. En el almuerzo toman salmorrejo y sopas de ajo, y en la comida, caldo, huevos rellenos y carne con patatas.

La Candelaria, la fiesta del fuego, debe su nombre a que se celebra en el interior de los templos con candelas encendidas. Muchas localidades del Norte de Aragón veneran a la Candelaria como patrona. Son habituales las romerías como la que se celebra en Salas Altas, donde el reparto de torta y vino es uno de los actos estelares.

Barbastro mantiene la tradición de celebrar la Feria de la Candelera reuniendo cerca de tres centenares de puestos de agroalimentación, plantas, ropa y complementos, artículos de decoración… y a miles de personas de toda la provincia. Se celebra desde el año 1513, cuando Germana de Foix, esposa de Fernando El Católico, otorgó a la ciudad el privilegio de realizar esta feria. En ese momento se acordó que la feria se situase en el centro de la ciudad, y que lucieran las candelas y aflorasen las máscaras. También se recomendaba que saliesen los niños y las niñas a las calles para celebrar la fiesta otorgada por sus profesores.

En Alhama de Aragón unen la celebración de la Candelaria con San Blas combinando las tradiciones de estas dos festividades.

La localidad de Jarque de la Val celebra el fin de semana más próximo al 3 de febrero la Botarga, un personaje que antiguamente iba por las casas recogiendo limosna y se metía en las casas y cogía las tajadas del puchero.

En la actualidad se celebra una misa y a la salida se recorre el pueblo con la charanga. Al día siguiente, la Botarga da otro paseo hasta que llega el momento del «trance«, que consiste en una subasta de los obsequios que hace la gente para costear la fiesta. Se entregan bebidas y embutidos caseros de la matanza, por los que se obtienen buenas pujas. También se reparten bizcochos y tortas empanadas. Mientras se va desarrollando el «trance», se sirve a los presentes longaniza, chorizo y vino.

En Mequinenza preparan las tradicionales «Coques de San Blas», que también se preparan para Santa Águeda. También se celebra en Anento, junto a Santa Águeda, encendiendo el horno tradicional del pueblo para elaborar pastas dulces y saladas.

El roscón es el protagonista en Uncastillo, Fonz o Fuentes de Jiloca. Y en Calatayud, además del roscón, se toman caramelos y otros alimentos bendecidos para que protejan a los vecinos de las afecciones de garganta. En Muel se degusta la variedad del roscón duro.

En Santa Cruz de Grío sacan la imagen de San Blas a hombros de los vecinos en una procesión cargada de pastas, vino y roscones. Son los donativos de los vecinos que se subastarán al final del «baile del Santo». Otro acto destacado en San Cruz es la carrera de los candiles.

En Cuevas de Cañart se preparan pastas con una masa especial a la que se añade aguardiente. En Cinco Olivas, durante la semana de San Blas, muchos vecinos acostumbran a reunirse en el pabellón para comer juntos.

También se celebra San Blas con productos más contundentes. Por ejemplo, en Sediles, donde se degustan judías con careta y oreja, mientras que en Acered la carne asada es la protagonista.

En Andorra, Estercuel, Alcorisa y Crivillén se bendicen también los alimentos para prevenir las enfermedades de garganta. Como en Villanueva de Sijena, donde se bendice el aceite con el mismo propósito.

En Castellote, el miembro de la familia que acude a misa lleva tantas galletas como integrantes hay en su casa. En Ejulve, la costumbre es que las mujeres bendigan en la iglesia el pan y la sal.

Por último, en la Comarca de Daroca se celebra con una hoguera el fin de semana más próximo al 3 de febrero y se sirven patatas asadas y magdalenas, además de vino en porrón.

La festividad de Santa Águeda, patrona de las mujeres, está presidida por el signo de la leche y las maneras de celebrarla son variadas en la geografía aragonesa. Cuenta con un pastel especial que, aunque es de reciente creación, se ha consolidado como referente de esta fiesta de marcado carácter femenino y está presente en numerosos puntos de Aragón. Consiste en un bollo relleno de nata y trufa cubierto de chocolate coronado con una guinda. Se suele repartir bien a la salida de misa en las poblaciones pequeñas o en las reuniones y fiestas exclusivamente femeninas que tienen lugar en esta jornada.

Anento, Lagata, La Fresneda y Torrecilla de Alcañiz celebran sus fiestas patronales en honor a esta santa. En Escatrón se lleva a cabo la procesión de los panes benditos y el baile de la cinta, el único dance aragonés interpretado solo por mujeres. En Grañén se reparte bollo bendecido y corren las tradicionales roscas por las calles.

En Torres de Berrellén, las casadas el año anterior preparan un bizcocho. En Huerto la algarabía se inicia muy pronto con la reunión de las mujeres para cantar las ´cuplillas` y luego se degusta chocolate. Y en Binaced, las vecinas recogen en cada casa una torta y una botella de cava que consumen en una gran comida.

En Zaragoza, la tradición manda que las mujeres acudan a la parroquia de Nuestra Señora del Portillo para venerar su imagen, dirigirle sus plegarias y dedicarle unas velas. Durante todo el día las puertas del templo permanecen abiertas para acoger a las feligresas. El recuerdo a Santa Águeda también está en la gastronomía, con las tradicionales ´teticas` de bizcocho, que recuerdan a las que le fueron cercenadas a la santa y que porta su imagen en una bandeja en la talla que la representa en la parroquia del Portillo.

Por otra parte, Canfranc Estación hace sus tortas de la santa; en Pertusa se prepara chocolate con torta y bollos bendecidos, y en Castejón de Monegros también hay chocolatada popular. En Jaca se reparten las pastas denominadas ´teticas`. Y las magdalenas y los mantecados son típicos de Fuentes de Jiloca y las farinetas, de Remolinos.

Paracuellos de la Ribera, en cambio, celebra las fiestas de San Pedro Bautista, y se decanta por un buen guiso de conejo con caracoles.

Curiosidades: El juego de la olleta

Para la festividad de Santa Águeda en muchos pueblos se celebra el juego de la olleta. Consiste en que diversas piezas de barro pasan de mano en mano hasta romperse contra el suelo, un símbolo de la importancia de deshacerse de lo inservible y dar paso a lo nuevo.

San Valentín es una efeméride que cada vez gana más adeptos. Son muchos los restaurantes que ofrecen menús especiales para esta festividad en la que se incluyen alimentos que se conocen como afrodisiacos. Entre otros, el chocolate, la vainilla, el marisco, las frutas tropicales, la albahaca, la rúcula, el ajo, las uvas, las fresas, el jengibre o la miel.

En cuanto a los postres, para las cenas de San Valentín hay unas cuantas propuestas. El coulant, dulce típico de la cocina francesa, es muy habitual, sobre todo de chocolate caliente con helado. Las tartas también tienen mucho protagonismo, con el cacao como mejor estimulante, y tampoco suelen faltar las crepes con frutas y los brownies con canela.

La edición 2022 ha sido trasladada al mes de marzo, se celebrará del 24 al 27.

Teruel se tiñe de medievo del para celebrar Las Bodas de Isabel de Segura. Las representaciones teatrales, la música, el baile y las animaciones se entremezclan con la gastronomía. El ambiente huele a cordero asado al fuego, a caldo casero y a taberna.

Las calles vuelven a la Edad Media y acogen un mercadillo con numerosos puestos artesanos. Uno de los principales alimentos es el pan tradicional de Teruel, denominado pintera, que cuenta con certificado de calidad. El pan de pintera o estrellado imita al que se realizaba en las artesas domésticas y, debido a su miga esponjosa, en las sociedades medievales rurales era muy cotizado, de modo que se usaba en celebraciones festivas.

El itinerario culinario incluye también a la mayor parte en establecimientos del centro histórico Durante estos días se ofrecen bocados creativos con el pan de pintera, que evocan cada una de las escenas de la recreación medieval.

El jueves Lardero o Día del Palmo, paso previo al inicio del Carnaval, hay un producto que en Aragón resulta inseparable de esta jornada, la longaniza. Este embutido realizado semanas antes en la matacía se suele merendar en bocadillo con un troco de pan de un palmo de longitud. De ahí el nombre.

El Jueves Lardero simboliza la despedida de la carne antes de la Cuaresma. Es una fiesta que en Aragón se celebra desde la Edad Media. Lardero proviene de ´lardus`, palabra de origen latino y literalmente significa ´tocino gordo`. La fecha del origen de la celebración es incierta, pero se conmemora el jueves anterior al Miércoles de Ceniza.

En Zaragoza se reparten más de 5.000 raciones de longaniza acompañadas de unos 600 litros de tinto, cerveza y bebidas no alcohólicas. Todo ello acompañado por música y animación. En Alcañiz se decantan por la bolleta para el choricer y en Teruel por las torrijas de miel.

En Alagón se acostumbra a merendar en el campo pan de estrella con tortilla de chorizo, longaniza y trozos de tocino. En Castellote las pellas de carnaval centran la jornada. Remolinos elabora su famosa tortillera –tortilla de chorizo, longaniza o tocino– y en Puertomingalvo se consumen las célebres pelotas de carnaval y, de postre, cuajada natural e higos albardados. Por último, en Borja se degusta el tradicional palmo que puede adquirirse en las panaderías o elaborarse en los domicilios particulares.