Teruel deslumbrante

Corazón, centro y capital de provincia, Teruel da la bienvenida al viajero con una amplia nómina de recursos en forma de torres, plazas y paseos a los que se suman durante el mes de julio sus fiestas mayores del Ángel, también conocidas como «La Vaquilla». Descubrir todos sus encantos turísticos también pasa por hacer una sabrosa parada en las mesas y estancias de buenos y agradables nombres hosteleros.

ciudad de los amantes

La ciudad de los amantes forma un compendio histórico y artístico tan sumamente rico que está considerada como Patrimonio de la Humanidad. El mudéjar, pieza clave de esta obtención, inunda todo el casco histórico en el que el modernismo ornamenta fachadas y edificios sorprendentes. Pero además de estos estilos testigos del pasado, Teruel afronta el futuro con un amplio listado de servicios. Su Palacio de Congresos y Exposiciones, la ferviente atracción de Dinópolis, centros culturales, institutos de estudios… un buen número de referencias que salvaguardan y consolidan el patrimonio turolense para hacer frente a todo tipo de turismo.

MUDEJAR POR EXCELENCIA

La Unesco puso su punto de mira en Teruel convirtiéndola en Patrimonio de la Humanidad por el enorme valor de sus monumentos y manifestaciones mudéjares. Hoy en día, este estilo sigue siendo el estandarte cultural de la ciudad y uno de los motivos que suscitan al turismo cultural. Buena muestra del bagaje morisco turolense se reparte por su casco histórico desde el que se contemplan imponentes torres, construcciones religiosas y otras manifestaciones mudéjares.

Catedral: Dedicada a Santa María de Mediavilla la catedral es uno de los puntos de parada obligada por Teruel. De su fachada sobresale en primer lugar la torre, construida entre 1257 y 1258 y resultado del gusto de los cristianos por lo islámico, el gótico emergente y los últimos influjos del románico. Ya en la catedral destaca el cimborrio, la portada neomudéjar, la impresionante techumbre interior y el retablo de madera.

Imprescindible

Torre del Salvador: construida entre 1211 y 1355, despliega abundantes elementos decorativos cerámicos en blanco y verde, así como su elemento identificativo: paños de arco lobulados entrecruzados. La torre- puerta, una de las instantáneas más captadas por los objetivos de turistas y viajeros, se encuentra a escasos metros de la plaza del Torico, en la calle del Salvador.

Torre de San Martín: situada junto a la iglesia que lleva su nombre, la torre posee una estructura de alminar construida por dos torres. Decorada también con cerámica vidriada en blanco y verde, tiene un contrafuerte de sillería del siglo XVI. La torre fue construida entre 1315 y 1316, y se encuentra al lado de la Plaza del Seminario también conocida como plaza Pérez Prado.

Torre e iglesia de San Pedro: con una altura original de 25 metros, fue construida en el siglo XIII y es la más antigua de las torres mudéjares turolenses. En la actualidad, si el visitante lo desea, puede ascender hasta el cuerpo de campanas mediante una escalera de caracol que consta de 74 escalones. Junto a la iglesia se puede acceder al Mausoleo de los Amantes, Isabel de Segura y Diego Garcés de Marcilla, realizado por el escultor Juan de Ávalos.

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TAMBIEN MODERNISTA

Además del legado mudéjar del casco histórico de la capital, Teruel ofrece al viajero un impresionante exponente modernista en algunas de sus construcciones. A pesar de que el arte morisco sigue siendo el estandarte artístico, el testamento de lo ornamental de principios del siglo XX también ocupa un interesante lugar dentro de la oferta turística de la ciudad. El responsable de este legado fue el arquitecto catalán Pablo Montguió que construyó a partir de 1909 los principales edificios modernistas de la ciudad.

Casa de la Madrileña: situada en la plaza de Carlos Castel, más conocida como del Torico, esta construcción muestra una ornamentación sencilla perfectamente integrada en el conjunto que rodea la plaza. Su fachada principal, en la que sobresalen los tres balcones exteriores, resulta de lo más sorprendente.

Casa Ferrán: representa la primera obra modernista que llegó a Teruel. Ubicada en la céntrica calle San Francisco, a escasos metros de la Plaza del Torico, destaca por su planta central en la que aparecen numerosos elementos de este estilo como puedan ser puertas, óculos y balcones-miradores.

Casa de Tejidos El Torico: la más vistosa de cuantas aparecen en la ciudad construida en 1912. La utilización del hierro para decorar la estética exterior, así como las columnas, otorgan un carácter más recargado que también se refleja en los distintos diseños de cada planta y en el torreón circular que culmina el edificio.

Otras: además de estas tres construcciones existen otras como Casa Bayo, la Casa de los Recetales y Casa Escriche. Por otro lado, las escuelas del Arrabal, que en la actualidad alberga el Archivo histórico Provincial, el Casino Mercantil, el edificio de correos o el Casino turolense completan la lista de muestras modernistas en la ciudad.

Teruel Deslumbrante Torico Y Modernismo

OTROS LUGARES DE INTERÉS

Ya hemos repasado torres y edificaciones interesantes, bien sean mudéjares o modernistas. Pero ahora queda revisar la colección de recursos que se esconden por el callejero de la ciudad.

En primer lugar y como punto vital, la Plaza del Torico, punto de partida de cualquier recorrido. Se encuentra porticado en todo su perímetro en cuyo centro se alza la fuente del Torico de 1858 en cuya parte superior aparece el estandarte de la ciudad: un pequeño toro que pronto será epicentro de las fiestas turolenses.

Si el «torico» es el emblema de la villa, también lo son los Amantes de Teruel cuyo mausoleo se encuentra en la capilla anexa a la iglesia de San Pedro. Allí descansan las momias de Isabel y Diego, los dos enamorados, bajo la escultura de Juan de Ávalos.

También como elemento diferenciador de la capital aparece la Escalinata, fechada en 1920 y de estilo neomudéjar, en cuyo relieve aparecen imágenes alusivas a la historia de los amantes.

Junto a esta hermosa escalera aparece el renovado Paseo del Óvalo, un espacio donde la vida social de Teruel transcurre entre comercios, terrazas y magníficas vistas. Desde el paseo se puede acceder a la Plaza San Juan, otro de los rincones activos donde se encuentra el Palacio de Justicia.

Al lado de esta plaza, ideal para tapear en alguno de sus establecimientos, se encuentra el Viaducto con sus treinta y cuatro metros de altura, una magnífica obra arquitectónica paralela al nuevo viaducto, éste dedicado al tráfico y el anterior al viandante.

También destaca el acueducto de Los Arcos, en los extramuros del casco histórico, obra del renacimiento, pero con una marcada inspiración romana.

Justo al lado se encuentran las murallas medievales. Tras una cuidadosa restauración, el torreón del agua y un tramo de las antiguas murallas abrieron sus puertas al público en 2017. Un recorrido entre sus muros permite dar un paseo por la historia y disfrutar de una de las panorámicas más espectaculares de la capital turolense.

Teruel Deslumbrante Escalinata

Museos llenos de historia

Dos son los museos más destacados de Teruel, uno el Provincial y otro el Diocesano. En el primero de ellos se exponen colecciones etnológicas, prehistoria y arqueología además de albergar distintas propuestas temporales. Su edificio data del siglo XVI y está ubicado justo detrás de la Catedral, en la antigua Casa de la Comunidad.

Por otro lado, el Museo Diocesano, en la Plaza de la Marquesa, se alza en un edificio del siglo XVI siendo la sede del Palacio Episcopal. En su interior podremos comprobar una importante colección de arte sacro.

Un itinerario por sus iglesias

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Aunque la notoriedad de Teruel venga de la mano de muchas de sus construcciones, destacando dentro de estas las torres mudéjares, existen numerosas muestras de arte religioso en otras cinco iglesias. Junto a algunas tan relevantes como la de San Pedro, San Martín y San Salvador, contiguas a las torres del mismo nombre, aparecen otras como puedan ser la de San Francisco, gótica de finales del XVI, la Iglesia de San Andrés, la de Santa Catalina, en la plaza Cristo Rey, o el Convento de San José y Santa Teresa, también en esta misma plazuela.

Los amantes de Teruel

Cuenta la historia que… En el siglo XIII habitaban en Teruel dos familias nobles, la de los Segura y la de los Marcillas. Isabel y Diego, hijos de estas dos familias y apasionados enamorados, nunca contrajeron matrimonio puesto que los Segura, orgullosos e influyentes, no vieron con buenos ojos la posibilidad de enlazarse con un humilde Marcilla.

El joven Diego marchó desolado a tierras lejanas para buscar fortuna y regresó a su ciudad, pasados los años, orgulloso y triunfal después de éxitos en batallas y conquistas. A las puertas de Teruel escuchó repicar las campanas de toda la villa celebrando el matrimonio de Isabel con Pedro de Azagra ya que había expirado el plazo convenido entre Diego y ésta.

Al día siguiente se celebró el funeral de Diego. La noble Isabel, todavía vestida de boda, avanzó hasta su sepulcro para darle el beso que nunca pudo darle en vida.

Aquel hecho conmovió tanto a toda la ciudad que decidió dar sepultura a los cuerpos de ambos en la misma iglesia donde tuvo lugar aquel trágico suceso.

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