El Campo de Borja
A la belleza natural del Campo de Borja se une una amplia nómina de monumentos que atestiguan el pasado de esta zona en la que conviven además otros recursos como los museos y rincones pintorescos, y un magnífico exponente vinícola y gastronómico. Sin lugar a dudas un compendio de sensaciones centralizadas en más de 600 kilómetros cuadrados repletos de naturaleza, historia y sabor.
comarca de borja
Numerosos son los recursos con los que la comarca de Borja acoge al turismo. El amante de la gastronomía tiene posibilidades que van desde recorrer las bodegas de la denominación de origen, hasta sentarse a las mesas de la restauración de la zona. El viajero motivado por el arte y la historia hace lo propio entre torres mudéjares, yacimientos arqueológicos, palacios y ermitas góticas, entre otros. Para familias enteras existen lugares de recreo y senderos tan accesibles como pintorescos. Y así hasta completar una lista de alternativas de lo más atractivas.
Cuenta además con la infraestructura necesaria como para acoger un calendario cultural repleto de festivales musicales, jornadas coralistas, exposiciones y un largo etcétera. Borja, capital y cabecera de la comarca, ejerce de principal anfitriona con la actitud hospitalaria de sus rincones y de sus gentes.
No hay que olvidar también que esta zona es una de las denominaciones de origen vinícolas más acreditadas de Aragón.
Lo más destacado... en un vistazo:
- Agón: Torre mudéjar de la iglesia parroquial y restos de Gañarul, población desaparecida integrada en su término municipal.
- Ainzón: Iglesia de Ntra. Sra. de la Piedad y casas blasonadas.
- Alberite de San Juan: Ábside mudéjar de la iglesia de la Anunciación y restos de una antigua torre musulmana.
- Albeta: Manantial de aguas medicinales e iglesia de Santiago Apóstol.
- Ambel: Templo gótico-mudéjar de San Miguel y ermita de la Virgen del Rosario así como las obras que ambas construcciones acogen.
- Bisimbre: Entorno de la plaza en la que se encuentra la Casa Consistorial e iglesia de San Juan Bautista.
- Bulbuente: Casa Consistorial, iglesia parroquial y fuente de los veinte caños.
- Bureta: Palacio de los Condes de Bureta e iglesia parroquial.
- Frescano: Palacio de los Duques de Villhermosa, iglesia y ermita de Ntra. Sra. de la Huerta.
- Fuendejalón: Iglesia de San Juan Bautista, ermita, casa de cultura y ayuntamiento.
- Magallón: Iglesia de San Lorenzo, convento de los Dominicos e iglesia de Ntra. Sra. de la Huerta.
- Maleján: Capilla de Santa Bárbara en la iglesia parroquial.
- Mallén: Casas solariegas, iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles y ermita de la Virgen del Puy.
- Novillas: Casa Conventual e iglesia parroquial.
- Pozuelo de Aragón: Iglesia de la Asunción y ermita de Santa Ana.
- Tabuenca: Iglesia y fachada del ayuntamiento (renacentista aragonés).
- Talamantes: Restos del castillo, Iglesia de San Pedro y ermita de San Miguel.
Un paseo para toda la familia: de Borja a la Ermita del Calvario por el santuario de la Misericordia
Con la localidad de Borja como punto de partida se toma el camino que conduce a El Buste hasta llegar a la bifurcación de las Canteras. En ese punto nos desviaremos a la izquierda hasta que lleguemos, entre campos repletos de olivos, a las antiguas canteras.
La pista, cada vez más ancha, pasa por la depuradora y justo en este punto seguiremos el camino de la derecha que desemboca en frente del peirón de San Miguel. De ahí directamente al Santuario de la Misericordia y aproximadamente a unos diez minutos por el camino del calvario encontraremos la ermita. En total una hora y media a pie en un recorrido muy accesible y sin ninguna dificultad.
Cómo llegar
Desde Zaragoza tomar la N-232 hasta el cruce con la N-122 que desemboca en Magallón. Desde ahí se puede acceder a cualquier punto de la comarca. En total 63 kilómetros que se recorren en algo menos de una hora. También se puede acceder por la autopista del norte hasta la salida de Gallur.
Borja, pasado y presente
La ciudad de Borja, antigua Bursau, queda a los pies de su castillo, uno de los elementos identificativos de esta población de algo más de 4.400 habitantes. Además de esta fortaleza ofrece un contexto urbano bien conservado gracias al patrimonio histórico y arquitectónico que encierran sus calles.
Callejear a través del tiempo
Un repaso por el patrimonio arquitectónico de Borja no debe pasar por alto la Colegiata de Santa María. Dos esbeltos campanarios se alzan como principal seña de identidad de esta construcción en la que convergen distintas épocas y estilos. La iglesia, de una única nave, guarda en su interior un impresionante retablo mayor barroco, un órgano fechado en 1569, la sillería de nogal del coro bajo o las tablas góticas de la sacristía.
Otra manifestación del arte barroco en Borja viene de la mano del Convento de Concepción (S. XVII), catalogado desde 1983 como Monumento Nacional. También de este mismo estilo son el templo de Santo Domingo, convertido hoy en auditorio municipal, y la iglesia de Santa Clara, perteneciente al convento del mismo nombre.
De la arquitectura civil llama la atención la Casa Consistorial que preside la plaza de España, la Casa de las Conchas, cuya fachada se encuentra en estos momentos en periodo de restauración, la Casa de Dª María de Aguilar, un palacio renacentista aragonés, y la Plaza del Mercado, el centro comercial histórico por antonomasia.
Centro de estudios borjanos
Este centro, ubicado en la casa palaciega de Aguilar, fue creado en 1968 como filial comarcal de la Institución Fernando el Católico. Su principal labor se centra en promover la acción cultural a través de la investigación no solo de Borja, sino del resto de pueblos de su entorno rural más próximo. Y este afán de indagar en la cultura autóctona lo plasman en publicaciones, convocatorias y fuentes de consulta permanentes como así lo atestigua, entre otros, la extensa biblioteca especializada en temas aragoneses con más de 25.000 ejemplares.
Tapear, una excelente alternativa
Borja posee una larga tradición tapera que convierte los mediodías en uno de los momentos más bulliciosos de la ciudad. Ya sea en la plaza del ayuntamiento o en las calles próximas a ésta, el vermut es todo un referente para sus gentes. Algunos nombres inevitables son Barrabás, Buen Humor, Montesol y Volante, entre otros muchos.